Las personas se pasan la mayor parte de su vida
sintiéndose ofendidas por lo que alguien les hizo.
lunes, 6 de febrero de 2017
¿Porqué nos sentimos ofendidos?
La
sorprendente revelación que te voy a hacer, va a cambiar tu vida… ¡Nadie te ha ofendido! Son tus expectativas de lo
que esperabas de esas personas, las que te hieren. Y las expectativas las creas tú con tus pensamientos. No son reales.
Son imaginarias. Si tú esperabas que tus padres te dieran más amor y
no te lo dieron, no tienes por qué sentirte ofendido. Son tus expectativas de lo que
un padre ideal debió hacer contigo, las
que fueron violadas. Tus ideas son las que te lastiman.
Si
esperabas que tu pareja reaccionara de tal o cual forma y no lo hizo…Tu pareja no te ha hecho nada. Es la diferencia entre las atenciones que esperabas tuviera
contigo y las que realmente tuvo, las que te hieren. Nuevamente, eso está en tu
imaginación. ¿Enojado con Dios? Son tus creencias de lo que debería hacer Dios, las que te
lastiman. Dios jamás ofende ni daña a
nadie. Un hábito requiere de todas sus partes para funcionar. Si pierde una, el
hábito se desarma. El hábito de sentirte ofendido por lo que te hacen otros (en
realidad nadie te hace nada) desaparecerá cuando conozcas mejor la fuente de
las “ofensas”.
Cuando nacemos, somos auténticos. Pero nuestra verdadera naturaleza, es
suprimida y sustituida artificialmente por conceptos que nuestros padres, la sociedad y la televisión nos enseñan. Y crean una novela falsa de cómo deberían ser las cosas en todos
los aspectos de tu vida y de cómo deben actuar los demás.
Una
novela que no tiene nada que ver con la realidad. También, las personas son
criaturas de inventario. A lo largo de su vida, coleccionan experiencias: padres, amigos, parejas, etc. y las almacenan en su inventario
interior. Las
experiencias negativas dejan una huella más profunda en
nosotros que las positivas. Y cuando una persona es maltratada por alguien,
deja esa experiencia en su “inventario“. Cuando conoce a alguien, tiene miedo. Y trata de ver si la nueva persona repetirá las mismas actitudes
que la que la hirió. Saca una experiencia de su inventario negativo. Se pone
los lentes de esa experiencia y ve a las nuevas personas y experiencias de su
vida, con esos lentes. ¿Resultado? Se duplican los mismos problemas y las
mismas experiencias negativas.
Y el
inventario negativo sigue creciendo. En realidad lo que hace es que te estorba.
No te deja ser feliz. Y a medida que se avanza en años, se es menos feliz. Es
porque el inventario negativo aumenta año tras año. ¿Has visto a las personas de
edad avanzada y a los matrimonios con muchos años? Su inventario es tan grande, que parece que la negatividad es su vida. Una y otra vez
sacan experiencias de su inventario negativo ante cualquier circunstancia. Una de las mayores fuentes de
ofensas es la de tratar de imponer el punto de vista de una persona a otra y
guiar su vida. Cuando le dices lo que debe
hacer y te dice “no”, creas resentimientos por partida doble. Primero, te sientes ofendido porque no hizo
lo que querías. Segundo, la otra persona se ofende porque no la aceptaste como
es. Y es un círculo vicioso. Todas las personas tienen el derecho divino de guiar su vida como
les plazca.Aprenderán de sus errores por sí mismos. ¡Déjalos ser! nadie te pertenece.
Cuando
los colonos americanos querían comprarles sus tierras a los Pieles Rojas, estos
les contestaron: ¿Comprar nuestras tierras? ¡Si no nos pertenecen! Ni el fulgor de las aguas, ni el aire, ni nuestros hermanos los búfalos a los cuales solo cazamos para sobrevivir. Es una
idea completamente desconocida para nosotros. Ni la naturaleza, ni tus padres, ni tus hijos,
ni tus amigos o parejas te pertenecen. Es como el fulgor de las aguas o el aire. No los puedes comprar.
No los puedes separar. No son tuyos. Sólo los puedes disfrutar como parte de la naturaleza. El cauce de un río no lo puedes
atrapar. Solo puedes meter las manos, sentir el correr de las
aguas entre ellas, y dejarlo seguir.
Las personas son un río
caudaloso. Cualquier intento de atraparlas te va a lastimar. Ámalas,
disfrútalas y déjalas ir. Entonces ¿Cómo puedo perdonar?
1) Entiende que nadie te ha
ofendido. Son tus ideas acerca de cómo
deberían actuar las personas y Dios, las que te hieren. Estas ideas son producto de una máscara social, que has aprendido desde tu
infancia de forma inconsciente. Reconoce que la mayoría de las personas NUNCA va a cuadrar con esas ideas
que tienes. Porque ellos tienen las suyas.
2) Deja a las personas Ser. Deja que guíen su vida como mejor les plazca. Es su
responsabilidad. Dales consejos si te los piden, pero permite que tomen sus
decisiones. Es su derecho divino por nacimiento: el libre albedrío y la
libertad.
3) Nadie te pertenece. Ni tus padres, ni amigos ni parejas. Todos formamos parte del
engranaje de la naturaleza. Deja fluir las cosas sin resistirte a ellas. Vive y deja vivir.
4) Deja de pensar demasiado. Ábrete a la posibilidad de nuevas experiencias. No utilices tu
inventario. Abre los ojos y observa el fluir de la vida como es. Cuando limpias tu visión de lentes oscuros y te los quitas, el
resultado es la limpieza de visión.
5) La perfección no existe. Ni el padre, amigo, pareja perfectos. Es un concepto creado por la mente humana que a un nivel
intelectual puedes comprender, pero en la realidad NO EXISTE. Porque es un concepto imaginario. Un bosque perfecto serían
puros árboles, Sol, no bichos… ¿existe? No. Para un pez, el mar perfecto sería aquel donde no hay
depredadores ¿existe?No. Solo a un nivel
intelectual. En la realidad JAMÁS VA A EXISTIR. Naturalmente, al pez solo le queda disfrutar de la realidad.
Cualquier frustración de
que el mar no es como quiere que sea no tiene sentido. Deja de resistirte a que las
personas no son como quieres o no piensan como tú. Acepta a las personas como el pez acepta al mar y
ámalas como son.
6) Disfruta de la vida. La vida real es más hermosa y excitante que cualquier idea que
tienes del mundo. Me complacerá decírtelo por experiencia.
7) Imagina a esa persona que te ofendió en el pasado. Imagínate que ambos están cómodamente sentados. Dile por qué te ofendió. Escucha su explicación amorosa de por qué lo hizo. Y perdónala. Si un ser querido ya no está en este mundo, utiliza esta
dinámica para decirle lo que quieres. Escucha su respuesta. Y dile adiós. Te dará una enorme paz.
8) A la luz del corto período de vida que tenemos, solo
tenemos tiempo para vivir, disfrutar y ser felices. Nuestra compañera la muerte en
cualquier momento, de forma imprevista, nos puede tomar entre sus brazos. Es
superfluo e inútil gastar el tiempo en pensar en las ofensas de otros. No
puedes darte ese lujo.
9) Es natural pasar por un periodo
de duelo al perdonar, deja que tu herida sane. Descárgate (no confundir con desquitarse) con alguien para dejar fluir el dolor. Vuelve a leer este
artículo las veces necesarias y deja que los conceptos empiecen a sembrar semillas de conciencia en tu interior. Aprende con honestidad los errores que cometiste, prométete que
no lo volverás a hacer y regresa a vivir la vida.
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